Un niño de 6 años decidió una mañana sorprender a sus padres y decidió preparar un queque para desayunar. Encontró un gran tazón y una cuchara, luego acercó una silla a la mesa y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo. Sin fuerzas suficientes no pudo mas y se le derramó todo en el piso, asustado lo recogió con sus manitas y lo puso de vuelta al tazón. Puso leche, azúcar y huevos haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. El niño ya empezaba a sentirse frustrado porque no salían las cosas como quería; deseaba tanto darle una sorpresa a sus papás... El horno ya estaba listo , era el momento de hornear la masa.
De pronto siente un fuerte ruido y cuando voltea su lindo perrito estaba lamiendo el tazón, corrió tan rápido que por accidente botó la leche y los huevos. Intentó limpiar el piso pero resbaló, cayó y ensucio su pijama. Todo era un desastre! Se puso a llorar y por la bulla, se levantó papá; el niño pensó que lo castigaría, pero el padre atónito observaba el desorden y la carita asustada de su pequeño; fue hacia él, lo cargo sin importar ensuciarse y lo abrazo fuertemente con mucho amor.
A veces creemos hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos volviendo todo un desastre! Queremos una familia unida y peleamos, decimos estimar a un amigo y lo lastimamos, queremos ordenar nuestras vidas y en el camino volvemos a fallar. Pero Dios en su infinito Amor nos toma en sus brazos y nos perdona. El tiene una misericordia nueva cada día.
Efesios 2:4 "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó".
Bendiciones y un abrazo.
Sonia
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