Veía a la
pequeña Cielito jugar con sus amiguitas y de pronto se enojaron con ella y no quisieron
jugar más. Cielito muy triste bajo la cabeza, se acerco y dijo muy bajito: Me
perdonas? ya no voy a molestar si? podemos jugar otra vez? ....Pensaba como una
niña podía pedir perdón y perdonar a la vez, aun no teniendo culpa alguna.
Cuanta carga tenemos los adultos que nos pesa pedir perdón y perdonar con la
facilidad de un niño.
Lamentablemente manejamos algunas cosas en base a lo que
sentimos y eso no nos permite hacer lo correcto.
Perdonar no es un sentimiento, es una decisión; el no perdonar es esforzarse por olvidar lo que paso y negar la ofensa recibida, es pretender que el tiempo lo borre o simplemente disfrazarlo con una simple disculpa. Como consecuencia abrimos puertas al enemigo, quien se encarga de destruir nuestro hogar, finanzas y salud. La fe se anula, bloquea nuestro corazón y no nos permite madurar en el espíritu.
Perdonar no es un sentimiento, es una decisión; el no perdonar es esforzarse por olvidar lo que paso y negar la ofensa recibida, es pretender que el tiempo lo borre o simplemente disfrazarlo con una simple disculpa. Como consecuencia abrimos puertas al enemigo, quien se encarga de destruir nuestro hogar, finanzas y salud. La fe se anula, bloquea nuestro corazón y no nos permite madurar en el espíritu.
Decide perdonar
al que te ofendió y entrégale a tu creador cada una de las palabras o hechos
que te dañaron y marcaron tu vida.
Marcos
11:25 y 26 "Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para
que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros
vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas".
Amigos
hoy nuestro Padre nos enseña, a través de estos niños, como debemos perdonar y
olvidar a la vez, esto nos ayudara a continuar con nuestras vidas sin peso
alguno.
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