La altivez y la humildad.


Había una vez una rosa muy bella, la hacía feliz saber que era la mas hermosa del jardín. Sin embargo se dio cuenta que la gente la veía de lejos porque al lado de ella siempre  había un sapo grande y feo. Indignada, le ordeno al sapo que se fuera de inmediato; el sapo obediente, solo quiso hacer lo que ella deseaba, y se fue. 

Tiempo después, el sapo paso a visitarla y se sorprendió al verla marchita sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: "Vaya que te ves mal, que te paso? La rosa contesto: Es que desde que te fuiste los insectos me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. El sapo respondió: "Sucede que cuando yo estaba aquí me comía los insectos por eso siempre eras la más hermosa del jardín."

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos o que no sirven para nada. "La humildad" permite que aprendamos de los demás, que enseñemos y sobre todo el poner por obra el mandato que nos dejo Jesús "amaras a tu prójimo como a ti mismo"; quizás hay un propósito por el cual Dios puso a esa persona cerca de ti. Un día esa misma persona podría hacerte un bien y quedarías avergonzado a causa de tu altivez.

Te invito a meditar lo que Jesús un día nos enseño:  
Mateo 11:29 " Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

Bendiciones y un fuerte abrazo. 

Sonia




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