Un rey de la India era muy rico; sin embargo tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales. Un súbdito muy curioso quiso averiguar su secreto y se lo pidió. El rey le dijo: “Te revelare mi secreto, pero antes recorreremos mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza, pero debo pedirte que lleves una vela encendida, si esta se apaga te decapitare”. El súbdito acepto el reto. Al termino del paseo por el palacio, el rey lo mira fijamente y le pregunta: que piensas de mis riquezas, las viste? a lo que este respondió “No vi nada majestad; mientras caminaba solo me preocupe de que la llama no se apague”. El rey dijo: “ese es mi secreto, estoy tan ocupado de avivar mi llama interior, que no me interesa las riquezas de afuera”.
A veces nos preocupamos tanto por el dinero que olvidamos quien provee realmente, quien bendice nuestras vidas. Tenemos necesidades y Dios lo sabe, la biblia dice que Él es Jehová Jireh (aquel que provee); El quiere que seamos prosperados pero no que el dinero controle nuestras vidas y menos aún nuestro carácter; ya que podríamos dañar a los demás a causa del afán por el dinero y de igual manera el corazón de Dios.
Mateo 6:31 al 34 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.
Dios los bendiga y los llene de su paz.
Sonia