Un muchacho vivía solo con su padre, ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial. El joven pertenecía al equipo de fútbol de su colegio. Usualmente no tenia la oportunidad de jugar, porque era el mas bajito de su clase; lo llamaban "calentador de bancas", sin embargo su padre siempre lo acompañaba sentado en las gradas dándole animos y el mejor apoyo que cualquier hijo esperaría.
Ya en la universidad el muchacho insiste en entrar al equipo de fútbol, el entrenador le da la oportunidad pues siempre era disciplinado y le ponía corazon a cada entrenamiento compartiendo con los miembros del equipo aquel entusiasmo. Estaba muy contento de haber sido aceptado, corrió al teléfono y le dio la noticia a su amado padre; le enviaba en todas las temporadas las entradas para que asistiera a los juegos. Después de 4 años no participaba en uno solo de los juegos, ya en el fin de la temporada y justo minutos antes de comenzar las eliminatorias el entrenador le entregó un telegrama, lo leyó y guardo silencio...trago su saliva y muy nervioso le dijo al entrenador:
- "Mi padre murió esta mañana, ¿no hay problema que falte al juego hoy?
- "No te preocupes hijo tómate toda la semana y no se te ocurra venir el sábado"
Era sábado y estaban en los últimos minutos del juego, su equipo estaba en desventaja. El joven se colocó el uniforme y corrió hacia el entrenador y su equipo; quienes estaban impresionados de ver a su luchador compañero de regreso. De pronto dijo:
- "Entrenador, por favor permítame jugar...quiero hacerlo hoy".
Pero el entrenador no quiso escucharle argumentando que no podía permitir que el peor de sus jugadores entraría en el cierre de las eliminatorias y mas aun perdiendo. Pero el joven insistió tanto, que finalmente por lástima lo acepto y lo dejo entrar.
El publico no podía creer lo que estaba viendo, aquel joven jugaba como todo un profesional, corría tan rápido, era casi una estrella del fútbol. Su equipo empieza a ganar, en los últimos segundos evade a muchos del equipo contrario y cierra el partido con un golazo! La gente en las gradas gritaba emocionada y su equipo lo llevaba cargado por todo el campo. Finalmente cuando todo terminó, ya sentado en una esquina callado, se le acerca el entrenador y le dice:
- "Muchacho, no puedo creerlo ¡estuviste fantástico! Dime como lo lograste?
- "Usted sabe que mi padre murió ...pero ¿Sabia que mi padre era ciego? Aun así él asistía a todos los juegos, y hoy aunque no este aquí quise mostrarle que si podía hacerlo".
¿Honras a Dios con todo tu corazón? ¿tus obras y actos hablan de tu amor a Cristo Jesús? ¿vives apasionado por las cosas del mundo o tu pasión es obedecer su palabra?
Muchas veces decimos amar a Dios pero no lo demostramos, nos portamos bien en la iglesia, pero fuera de ella somos otras personas, decimos que lo conocemos y a veces lo negamos, reconocemos su poder, pero no le tenemos reverencia, decimos que esta en nuestro corazón, pero nos cuesta llevarlo a todos lados y solo lo evidenciamos en determinados lugares.
Mateo 15:8: "Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí.
Bendiciones y tengan una linda semana
Sonia
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