La ira trae como resultado explosiones de cólera y un lenguaje ofensivo. Produce amargura, resentimientos y el deseo de ajustar cuentas.
Quizás sea fuerte lo que te diga pero ésta es una puerta abierta al adversario y dejarlo entrar hará que destruya tu vida y la de los tuyos porque el que está en tu entorno es víctima de estas reacciones.
La biblia dice en Colosenses 3:8 “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”.
Santiago 1:19-20 “Por esto mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse, porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”
El enojo no es malo siempre que sea controlado pero si ésta trae amargura u odio ya estas contristando el corazón de Dios y el de los tuyos.
Resuelve estos sentimientos negativos y entrégalos a Cristo y no te acuestes sin antes dar por terminado este problema. Un proverbio dice: El que se acuesta airado tiene el demonio como compañero de lecho. Que Dios derrame en sus vidas su espíritu de Paz y Amor y que su compañero de lecho sea el Espíritu Santo.
Bendiciones,
Sonia
lrc
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