Dios determina el número de tus días, pero tú decides cómo los gastas. Dijo el salmista:
“Éste es el día que hizo el Señor; ¡nos gozaremos y alegraremos en él!” (Salmo 118:24).
El día de ayer es un cheque caducado, el de mañana, una promesa de
pago, pero hoy nos pertenece. Y puedes empezar una nueva vida si te
riges por lo siguiente: “Hoy voy a borrar de mi agenda ayer y
mañana.
Ayer me sirvió para aprender; mañana será la
consecuencia de lo que haga hoy. Voy a enfrentar este día con la
convicción de que nunca más volverá, de que tal vez sea la última
oportunidad que tenga para contribuir con algo de mí al mundo, pues no
tengo garantías de estar aquí mañana.
Hoy voy a ser valiente
para no dejar que me pasen de largo las oportunidades; mi única
alternativa es aprovecharlo. Hoy voy a invertir el recurso más valioso,
mi tiempo, y mi posesión más preciada, la vida que Dios me ha dado.
Haré que cada minuto cuente y haré de este día algo único. Enfrentaré cualquier obstáculo, sabiendo que con la ayuda de Dios, puedo superarlo todo. Hoy no voy a ceder ante la duda ni el pesimismo, y voy a alegrar al mundo que me rodea con una sonrisa. Mantendré firme mi fe, esperaré lo mejor, sacaré tiempo para ser feliz, haré que cada oportunidad honre al Señor, y procuraré dejar Su huella en los corazones de todo aquél con quien me relacione.” John Boykin escribió: “El tiempo es tu vida; ni más, ni menos. La manera cómo gastas las horas y los días es la manera como gastas la vida.”
Por ello, haz esta oración: ‘Señor, ayúdame a exprimir este día al máximo.’
Salmo 118:24
Bendiciones,